"Sobrevivientes" del cerro
¡Hola, gente!
Quiero decirles, para empezar, que estoy aquí de milagro…Ayer fuimos (mis compañeros de Periodismo I y yo) al Río Sumpul (donde, en 1980, hubo una matanza) para presenciar una misa, que se realiza todos los años, con el objetivo de recordar a los fallecidos y hacer denuncias por las crisis que vivimos en la actualidad…Pero, lo que quiero contar es que, para llegar a ese lugar, tuvimos que bajar un cerro con caminos llenos de tierra seca y piedras…un lugar muy caliente y resbaladizo. No obstante, conseguimos llegar al río en una hora y media, más o menos. Después de hacer entrevistas, de asistir a la misa y fortalecernos con frutas cítricas y sándwiches (cosas leves para el estómago), nuestro catedrático nos dijo que era hora de partir (era la una de la tarde).
Gente, la subida es ¡HORRIBLE! Yo pensé que jamás iba a llegar…Bueno, pero empecemos por el principio…Cuando Cubías, nuestro catedrático, dijo: “Dentro de 15 minutos partimos”, me dio un frío en el estómago…yo sabía que algo desagradable se acercaba… Nancy y yo salimos, con nuestras mochilitas en las espaldas, para empezar nuestro largo camino…Caminamos un poco. Nos detuvimos para descansar. Caminamos de nuevo. Encontramos gente descansando. Paramos. No veo a Nancy. Me encuentro a Brian, Marcelita, Ana, Carlos, Diana, Rodrigo y Estela. Todos estamos cansados. Seguimos caminando. Brian se siente mal…“Traigan un caballo!”, gritó alguien…Nada…Camino. Los demás subieron y Marcelita se quedó con Brian… Sigo caminando. Paro. Veo a Brian en un caballo blanco - “Brian, cuidado, me vas a atropellar” – Dije. Casi desmayándose, me dice –“No sé cómo manejar esta cosa” - Sigo caminando. Más adelante están Graciela (que se está muriendo), Luis y Manuel. Brian le da el caballo a Graciela… Veo a Marcelita que viene cansada… Seguimos caminando…Nos encontramos con otras tres compañeras y “el ángel del caballo” (un señor que nos guió por casi todo el camino)…Caminamos. Paramos. Caminamos. –“No ¡aguanto! Me siento mal” – gritó una. “Turnémonos en el caballo”- Dijo otra. Caminamos. Paramos. Caminamos. Paramos – “No se sienten, cuando se enfríen no van a conseguir caminar” – dijo nuestro “ángel del caballo”. Caminamos. Paramos… Así estuvimos por más de dos horas…Media hora antes de llegar a nuestro destino, ya estábamos muertos. Todos teníamos ganas de desistir. Todos dijimos “No puedo...ya no quiero…un caballo, por favor…etc.”. Pero todos, al mismo tiempo, aunque no nos conocíamos bien, hicimos un buen trabajo en equipo y nos ayudamos como ningún mejor amigo lo hizo… Nos apoyamos tanto, nos dimos fuerza, no nos separamos, nos dimos la sobra de agua que teníamos, decidimos que, hasta el final, íbamos a permanecer juntos…Perdimos al “ángel del caballo” y a una compañera que se fue en el caballo con él (el caballo se fue por otro camino, pero ella llegó bien). Caminamos. “Ya viene la parte plana”-Dijo Marcelita. “Gracias a Dios” – Todos. Caminamos. “Vamos, gente, somos vencedores” – Dije…Caminamos. Paramos. Caminamos. Paramos… “La gente nos va a pegar una “puteada” porque somos los últimos, pero me vale” – Dijo Brian. “Mara, ya vamos a llegar…por la antena…ánimo” – Marcelita. Caminamos. Señoras vendiendo jugo de limón. Paramos. Compramos. Seguimos. Ya veo el asfalto...“Estamos llegando”- Dijo Marcelita. Caminamos. Caminamos. Caminamos. Atravesamos potreros. Saltamos muro de piedras. Caminamos. El asfalto. Caminamos. Llegamos juntos (a las cuatro y media). La gente nos vio raro. Dimos gracias a Dios. Descansamos. Respiramos tranquilos. Nos subimos a los buses. Regresamos a San Salvador.
Quiero decirles, para empezar, que estoy aquí de milagro…Ayer fuimos (mis compañeros de Periodismo I y yo) al Río Sumpul (donde, en 1980, hubo una matanza) para presenciar una misa, que se realiza todos los años, con el objetivo de recordar a los fallecidos y hacer denuncias por las crisis que vivimos en la actualidad…Pero, lo que quiero contar es que, para llegar a ese lugar, tuvimos que bajar un cerro con caminos llenos de tierra seca y piedras…un lugar muy caliente y resbaladizo. No obstante, conseguimos llegar al río en una hora y media, más o menos. Después de hacer entrevistas, de asistir a la misa y fortalecernos con frutas cítricas y sándwiches (cosas leves para el estómago), nuestro catedrático nos dijo que era hora de partir (era la una de la tarde).
Gente, la subida es ¡HORRIBLE! Yo pensé que jamás iba a llegar…Bueno, pero empecemos por el principio…Cuando Cubías, nuestro catedrático, dijo: “Dentro de 15 minutos partimos”, me dio un frío en el estómago…yo sabía que algo desagradable se acercaba… Nancy y yo salimos, con nuestras mochilitas en las espaldas, para empezar nuestro largo camino…Caminamos un poco. Nos detuvimos para descansar. Caminamos de nuevo. Encontramos gente descansando. Paramos. No veo a Nancy. Me encuentro a Brian, Marcelita, Ana, Carlos, Diana, Rodrigo y Estela. Todos estamos cansados. Seguimos caminando. Brian se siente mal…“Traigan un caballo!”, gritó alguien…Nada…Camino. Los demás subieron y Marcelita se quedó con Brian… Sigo caminando. Paro. Veo a Brian en un caballo blanco - “Brian, cuidado, me vas a atropellar” – Dije. Casi desmayándose, me dice –“No sé cómo manejar esta cosa” - Sigo caminando. Más adelante están Graciela (que se está muriendo), Luis y Manuel. Brian le da el caballo a Graciela… Veo a Marcelita que viene cansada… Seguimos caminando…Nos encontramos con otras tres compañeras y “el ángel del caballo” (un señor que nos guió por casi todo el camino)…Caminamos. Paramos. Caminamos. –“No ¡aguanto! Me siento mal” – gritó una. “Turnémonos en el caballo”- Dijo otra. Caminamos. Paramos. Caminamos. Paramos – “No se sienten, cuando se enfríen no van a conseguir caminar” – dijo nuestro “ángel del caballo”. Caminamos. Paramos… Así estuvimos por más de dos horas…Media hora antes de llegar a nuestro destino, ya estábamos muertos. Todos teníamos ganas de desistir. Todos dijimos “No puedo...ya no quiero…un caballo, por favor…etc.”. Pero todos, al mismo tiempo, aunque no nos conocíamos bien, hicimos un buen trabajo en equipo y nos ayudamos como ningún mejor amigo lo hizo… Nos apoyamos tanto, nos dimos fuerza, no nos separamos, nos dimos la sobra de agua que teníamos, decidimos que, hasta el final, íbamos a permanecer juntos…Perdimos al “ángel del caballo” y a una compañera que se fue en el caballo con él (el caballo se fue por otro camino, pero ella llegó bien). Caminamos. “Ya viene la parte plana”-Dijo Marcelita. “Gracias a Dios” – Todos. Caminamos. “Vamos, gente, somos vencedores” – Dije…Caminamos. Paramos. Caminamos. Paramos… “La gente nos va a pegar una “puteada” porque somos los últimos, pero me vale” – Dijo Brian. “Mara, ya vamos a llegar…por la antena…ánimo” – Marcelita. Caminamos. Señoras vendiendo jugo de limón. Paramos. Compramos. Seguimos. Ya veo el asfalto...“Estamos llegando”- Dijo Marcelita. Caminamos. Caminamos. Caminamos. Atravesamos potreros. Saltamos muro de piedras. Caminamos. El asfalto. Caminamos. Llegamos juntos (a las cuatro y media). La gente nos vio raro. Dimos gracias a Dios. Descansamos. Respiramos tranquilos. Nos subimos a los buses. Regresamos a San Salvador.
¡Abrazos!